lunes, 30 de octubre de 2017

"Gorras NO!"






Me preocupó siempre el hecho de que muchx chicxs no encuentren en sus escuelas  un ambiente donde se  sientan bien, contentos  y deseosos de estar allí.
Y con esta preocupación me replanteo  simples y cotidianas cosas que hacemos los adultos en las escuelas  que afectan a un ambiente que debería ser  de bienestar,  sereno y de empatías.
 Muchas veces,  en forma irreflexiva, sin “malas intenciones”, pero cooptados por una cultura dominante, por mandatos o  por prejuicios, reproducimos disvalores
Sólo por poner un ejemplo, me voy a referir al uso de la gorra en la escuela, adentro de las aulas, o “bajo cualquier techo”, que produce tanta irritación en docentes, tanto sentimiento de “falta de respeto”, tantos retos, y “secuestros” de gorras que se amontonan en algún lugar que tenga connotación de autoridad, como son las direcciones de las escuelas
Cuando  planteé el tema en reuniones docentes  para blanquear los argumentos aparecen en forma soslayada, y  disfrazada componentes discriminatorios ya que la gorrita es usada por sectores populares, y en el inconsciente está directamente relacionada a la “delincuencia”. Este argumento se cae inmediatamente cuando se lo transparenta y se lo conversa
Otro argumento que aparece es que “la gorra sirve para protegerse del sol”, por lo tanto adentro de las aulas NO! Tiene sentido
Pero se pulveriza  también este argumento   cuando ponemos otros ejemplos de uso de gorras y sombreros por otras clases sociales, “bajo techo” y “sin sol”, como sucede en fiestas de gala, casamientos, donde el uso de sombreros es interpretado como expresión de  elegancia y buen vestir.
La gorrita no es ni más ni menos  que una simple moda que caló en nuestros chicos y hace a la identidad de una franja etaria,  así como seguramente en nuestras adolescencias  otras modas  provocaban “ruido” y rechazo por parte de los adultos  y en nosotros rebeldías e incomprensión.
Y es en estas cosas tan simples que invito a colegas a “dudar” de los mandatos, a reflexionar sobre nuestros mensajes explícitos e implícitos en la cotidianeidad escolar.



El maestro Simón Rodríguez , decía que “educar es enseñar a dudar” y será difícil que lo podamos enseñar si nosotros, maestras y maestros no dudamos, si no reflexionamos sobre nuestras actitudes, si repetimos conductas, si naturalizamos cosas que no son tan naturales.
El sentido común y la empatía  con nuestrxs chicxs garantiza muchas veces no equivocar la actitud.
Y ya que mencioné una frase de Simóm Rodríguez, está bueno saber algo más de este maestro de maestros!

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