Si bien tenemos una ley que en su letra garantiza el
respeto a los Derechos de las Niñas y Niños, sabemos que se está muy lejos de
que el Estado se los garantice en su
vida cotidiana.
Alguno de esos derechos, como el de gozar
del medio ambiente, el de tener viviendas dignas, acceso a bienes culturales, y recreación,
etc., dependen en definitiva de políticas públicas estructurales que si se garantizan
al niño toda la comunidad se ve contemplada y beneficiada.
Pero los derechos a la salud y la educación, deben
direccionarse eficazmente hacia ellos/ellas
Copio los dos
artículos principales de la ley Nº 26.061 , para que dimensionemos el enorme
alcance de los mismos y, a la vez, la
enorme distancia con la realidad y la necesidad de que las estrategias y
recursos se complementen. Porque sabemos que si en nuestra escuelas cientos de niños,
niñas y adolescentes tuvieran atención integral de su salud, “en tiempo y forma”
mejorarían su desempeño educativo y en consecuencia todo lo demás.
ARTICULO 14. —
DERECHO A LA SALUD. Los Organismos del Estado deben garantizar: a) El acceso a
servicios de salud, respetando las pautas familiares y culturales reconocidas
por la familia y la comunidad a la que pertenecen siempre que no constituyan
peligro para su vida e integridad; b) Programas de asistencia integral,
rehabilitación e integración; c) Programas de atención, orientación y
asistencia dirigidos a su familia; d) Campañas permanentes de difusión y
promoción de sus derechos dirigidas a la comunidad a través de los medios de
comunicación social. Toda institución de salud deberá atender prioritariamente
a las niñas, niños y adolescentes y mujeres embarazadas. Las niñas, niños y
adolescentes tienen derecho a la atención integral de su salud, a recibir la
asistencia médica necesaria y a acceder en igualdad de oportunidades a los
servicios y acciones de prevención, promoción, información, protección,
diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y recuperación de la salud.
ARTICULO 15. — DERECHO A LA EDUCACION. Las
niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la educación pública y gratuita,
atendiendo a su desarrollo integral, su preparación para el ejercicio de la
ciudadanía, su formación para la convivencia democrática y el trabajo,
respetando su identidad cultural y lengua de origen, su libertad de creación y
el desarrollo máximo de sus competencias individuales; fortaleciendo los
valores de solidaridad, respeto por los derechos humanos, tolerancia, identidad
cultural y conservación del ambiente. Tienen derecho al acceso y permanencia en
un establecimiento educativo cercano a su residencia. En el caso de carecer de
documentación que acredite su identidad, se los deberá inscribir
provisoriamente, debiendo los Organismos del Estado arbitrar los medios
destinados a la entrega urgente de este documento. Por ninguna causa se podrá
restringir el acceso a la educación debiendo entregar la certificación o
diploma correspondiente. Las niñas, niños y adolescentes con capacidades
especiales tienen todos los derechos y garantías consagrados y reconocidos por
esta ley, además de los inherentes a su condición específica. Los Organismos
del Estado, la familia y la sociedad deben asegurarles el pleno desarrollo de
su personalidad hasta el máximo de sus potencialidades, así como el goce de una
vida plena y digna.
Estos dos artículos deberían relacionarse en cuanto a los “cómo” garantizarlos.
Habiendo pasado la mayor parte de mi vida laboral en
escuelas, ya sea como docente que como parte de equipos directivos, me he hecho eco de las angustias y padeceres de
muchos padres que durante meses peregrinan a los hospitales de la zona pidiendo
atención sico-pedagógica y/o fonoaudiológica para alguno de sus hijos con
dificultades en el aprendizaje. Simultáneamente escuchamos a los docentes comentar su sentimiento de impotencia y muchas veces
frustración cuando ponen toda la “leña al fuego”, para sacar adelante a
estos/as niños/as, pero sintiendo una limitación y desorientación.
Pasan así meses y años en una etapa donde los fracasos, y
la baja autoestima consecuente afectan
negativamente la subjetividad de nuestros chicos.
Habiendo estado diez años en una escuela del NO de Santa Fe, para
ilustrar y ejemplificar mejor transcribo parte de un informe que habíamos
elevado al Gabinete social, planteando la problemática y sugiriendo soluciones.
“En el Hospital más cercano a nuestra escuela, hay
solamente una sicopedagoga en consultorio externo, con pacientes en una
lista de espera que supera las posibilidades de atención. En el mismo nosocomio
durante este año, no hubo ni hay atención fonoaudiológica, ya que la titular está con trámites jubilatorios y nadie
la reemplaza.
En el otro hospital de la
zona se atiende sólo a pacientes con problemas neurológicos y
adolescentes y la fonoaudióloga, atiende sólo las derivaciones hechas por
sicólogos. Pero demás está aclarar que la necesidad de fonoaudiología se da
fundamentalmente en la primera infancia.
Las escuelas de la zona, participan de programas
nacionales y provinciales tendientes a evitar la repitencia, el fracaso y la
deserción de los alumnos, pero no existe un acompañamiento eficaz, sistemático
y permanente de equipos que apoyen a algunos niños con dificultades más
serias y asesoren a docentes. Los existentes están sobrepasados en su
capacidad y la escolarización de los niños, que tiene tiempos
acotados por un sistema , hace que un año mendigando atención
sico-pedagógica , sea un año perdido. También observamos que los
problemas detectados y documentados en los Carnets de Salud del Niño, no
se acompañan con políticas suficientes para su atención. Entonces , decimos
que los derechos del Niño, tantas veces declamados, en la cotidianeidad
están vulnerados prácticamente todos, en este caso el derecho a la educación y
a la salud."
Por todo lo descripto y porque
además muchos alumnos no cuentan con la
organización familiar que garantice la búsqueda de turnos, luego su
cumplimiento, sistematización en el tratamiento etc. sostengo que es en la
escuela primaria donde se deben poner a disposición de los chicos y chicas
todos los recursos que garanticen sus salud integral y junto a ella la
educación sería inmediatamente beneficiada.
Es la escuela primaria el ámbito donde aún los niños cuentan con la
contención por parte de una escuela que se preocupa por sus
problemáticas y con cuyos docentes se puede mantener una permanente
comunicación y seguimiento
Todavía en esa etapa sus
familias están casi siempre presentes , aún en aquellos casos de situaciones socio-culturales
y económicas complejas.
Entonces redireccionando
recursos y garantizando en esta etapa los dos derechos, seguramente tendremos
más chicos en las secundarias, menos con adicciones, menos complicados en el
delito y menos jóvenes presos y/o
muertos.
Pasado en limpio, la propuesta es que todas las escuelas primarias cuenten con equipos profesionales y socio-educativos permanentes, en la cantidad suficiente definida por las matrículas y las características sociales de los alumnos y familias. Implica que sicólogos, sicopedagogos y fonoaudiólogos puedan tratar en las escuelas a aquellos niños que manifiestan dificultades serias . Paralelamente asistentes sociales se aboquen al fortalecimiento familiar y a su inserción en diferentes propuestas públicas de desarrollo.
Otra propuesta , pensando en
la cantidad de adolescentes que terminando la primaria, fracasan en la escuela
secundaria por diferentes motivos, pero entre ellas , la no adecuación de sus
estructuras que son francamente expulsivas, como las repitencias infinitas sólo
porque no aprueban algunas materias, sostenemos que la secundarias debería ser
de promoción permanente o sea se aprueban materias o no, como en la
Universidad, sin que ello signifique “repetir el año”.
En este sentido también se
debería ofrecer otras alternativas para aquellos alumnos que no tienen interés
en una secundaria común . Por eso los CECLA ( Centros de Capacitación Laboral)
deberían abrir sus puertas en horarios diurnos, vespertinos y además mantener
el nocturno, como es el exclusivo horario en la actualidad.